Los soldados se sumarán a los aproximadamente 2.200 efectivos que actualmente forman parte de la Fuerza de Tarea Conjunta NorteEn una movida que ha generado controversia y preocupación, el presidente Donald Trump ha ordenado el despliegue de miles de soldados estadounidenses en servicio activo a lo largo de la frontera sur del país, dos días después de su anuncio de intensificar la presencia militar en la región. El objetivo es respaldar los esfuerzos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) en un momento de creciente presión por la crisis migratoria.Según fuentes del gobierno, los soldados se sumarán a los aproximadamente 2.200 efectivos que actualmente forman parte de la Fuerza de Tarea Conjunta Norte, una misión del Comando Norte de EE. UU., que opera desde El Paso, Texas. Esta fuerza está encargada de proporcionar apoyo logístico y de inteligencia a las autoridades fronterizas, realizando principalmente tareas como el procesamiento de datos, monitoreo de la frontera y mantenimiento de vehículos.A pesar de que aún no se ha especificado qué unidades serán enviadas al terreno, se espera que el despliegue inicial de soldados se concentre en reforzar la infraestructura de seguridad existente. Se sumarán a las labores de la Fuerza de Tarea Conjunta Norte, contribuyendo con más especialistas en inteligencia y aumentando los recursos aéreos para vigilar los flujos migratorios y las amenazas a la seguridad. Los soldados también se encargarán de asistir en los centros de comando y control de la Patrulla Fronteriza.De acuerdo con funcionarios de la administración, se prevé que en las próximas semanas y meses lleguen más efectivos militares para fortalecer la presencia en la frontera. Sin embargo, el alcance total de este despliegue dependerá de la evolución de la situación migratoria.Operación Lone Star y la Guardia NacionalAparte de los soldados activos, también hay un contingente significativo de la Guardia Nacional en la frontera sur, bajo la misión conocida como Operation Lone Star, liderada por la Guardia Nacional de Texas. Actualmente, aproximadamente 4.500 miembros de la Guardia Nacional están desplegados en la zona, participando en tareas similares, como apoyo logístico y vigilancia.Este enfoque conjunto de fuerzas armadas y de seguridad refuerza la presencia militar en una de las regiones más conflictivas del país, donde la seguridad fronteriza sigue siendo una prioridad para la administración Trump.El debate sobre el uso de fuerzas militaresEl despliegue de soldados a la frontera surge en un contexto legal complicado. La ley Posse Comitatus, que data de 1878, prohíbe el uso de tropas estadounidenses en funciones de aplicación de la ley dentro del país, salvo en situaciones excepcionales y con autorización explícita. Aunque los soldados desplegados en la frontera no están autorizados para realizar arrestos, incautar drogas o interactuar directamente con los inmigrantes, la administración ha subrayado que su función será únicamente de apoyo, sin participación directa en la ejecución de la ley.Sin embargo, Trump dejó abierta la posibilidad de una intervención más directa al anunciar que, dentro de 90 días, decidirá si invoca la Ley de Insurrección, lo que permitiría un mayor involucramiento de las tropas en la ejecución de la ley a nivel nacional, incluyendo tareas de detención.Los recursos federales a lo largo de la frontera sur han sido limitados durante años, a pesar de los esfuerzos continuos por contener la llegada de migrantes. Aunque el flujo de inmigrantes ilegales ha disminuido recientemente, con entre 1.100 y 1.300 personas cruzando ilegalmente la frontera cada día, el gobierno federal considera que los recursos adicionales serán necesarios para fortalecer la seguridad en la región y permitir que otras agencias, como el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), puedan concentrarse en el arresto de inmigrantes indocumentados que ya se encuentran dentro del país.El despliegue de tropas en la frontera sur ha generado intensas críticas de sectores tanto nacionales como internacionales. Mientras que algunos lo ven como una medida necesaria para salvaguardar la seguridad y el orden, otros temen que este uso de fuerzas militares pueda violar derechos fundamentales y aumentar la militarización de la frontera, con el potencial de exacerbar las tensiones políticas y sociales.