Familiares, amigos y seguidores se reunieron en su ciudad natal para rendirle homenaje
El mundo de la música despidió este 30 de julio a Ozzy Osbourne, ícono del heavy metal y figura central de Black Sabbath, en un funeral cargado de simbolismo, memoria y afecto popular. Días después de su fallecimiento, ocurrido el 22 de julio a los 76 años, familiares, amigos y seguidores se reunieron en su ciudad natal para rendirle homenaje en un acto público y profundamente emotivo.
El cortejo fúnebre recorrió las calles de Birmingham, con una parada especial en Broad Street, sitio que alberga el puente y la banca conmemorativos de Black Sabbath. Este lugar se convirtió en un punto de encuentro para fanáticos que dejaron flores, mensajes y fotografías, transformándolo en un altar improvisado dedicado al llamado "Príncipe de las Tinieblas".
La familia Osbourne descendió del vehículo fúnebre para observar los tributos por unos minutos. Sharon Osbourne, viuda del cantante, fue acompañada por sus hijos Kelly, Jack, Aimee y Louis, así como por sus nietos. En un ambiente de respeto y emoción, los asistentes corearon mensajes de apoyo como "¡Te amamos, Sharon!", mientras las lágrimas y los abrazos marcaban el momento.
Uno de los instantes más memorables del funeral fue la interpretación en vivo de "Iron Man" por parte de Bostin Brass, una banda local de metales que acompañó el cortejo. La emblemática canción, clave en la historia del rock, resonó entre los edificios como un recordatorio del legado musical de Osbourne, que cambió para siempre el rumbo del metal a nivel global.
Aunque el acto fue solemne, no faltaron referencias al peculiar sentido del humor del cantante. En vida, Ozzy había bromeado con la idea de incluir música de Justin Bieber en su funeral. Aunque esa ocurrencia no se concretó, el evento sí reflejó su espíritu único: intenso, provocador y profundamente humano.
Ozzy Osbourne, nacido en Birmingham en 1949, marcó a generaciones con su voz, su personalidad excéntrica y su influencia en la música pesada.